martes, 14 de junio de 2011

¿Por qué me fui del Yunque?

Algunos de mis lectores no entenderán que me marchara del Yunque. Porque, por cierto, me fui sin ningún problema. Lo dije un día y lógicamente intentaron, especialmente mis amigos más cercanos, que me quedara. Pero mi decisión era firme. Y me fui sin más.
Pero lo que  a mí me pedía el cuerpo en aquellos momentos era otra cosa. Para mí las cosas estaban demasiado mal y me resultaba un poco desesperante que no actuáramos de una forma más contundente. Yo necesitaba más acción y entonces, no sé cómo estará ahora, la organización del Yunque estaba llena de “semi curas”, excesivamente espiritual para mí. Al menos así lo viví yo.
Recuerdo que propuse en alguna ocasión hacer algunas acciones bastante más contundentes a algunos enemigos de la Iglesia y de mi Patria.  Por ejemplo, apedrear los cristales de la clínica abortista para que al menos se gastaran el dinero que conseguían de los abortos en eso. Pero nunca me dejaron.
Lo que yo entonces sentía como falta de arrojo o de espíritu combativo, con el tiempo he visto que era lo mejor que se podía hacer.  Yo era bastante descerebrado para eso y ahora, pasados los años, sé que se puede trabajar mucho y bien de otras formas.
Entonces tomé la decisión y me fui del Yunque, como digo, sin problemas. Pero en ocasiones recuerdo aquellos años, valoro mucho lo que allí aprendí y me pregunto dónde andarán aquellos amigos hoy, que tanta falta hace trabajar por una sociedad mejor. Están saliendo nombres en Internet de gente que dicen que está en el Yunque. Yo desde luego no conocía a todos, así que no podría asegurarlo y por un sentido de lealtad, si lo supiera, no lo diría. Creo que la gente busca morbo y sensacionalismo.